El problema de España ha sido siempre que si alguien no piensa como tú, es automáticamente tu enemigo.
Esta idea es reforzada continuamente por los partidos y los medios de comunicación que controlan. Nos venden la política como si fuera un partido de fútbol. ¿De qué equipo eres? ¿De qué partido eres? Y no debería ser así.
Votamos listas cerradas en bloque con políticos corruptos imputados y hasta condenados en ocasiones, sin tener otra opción que la pataleta o la abstención.
Parece mentira que después de treinta y cinco años de democracia (yo diría "partitocracia"), sigamos con un sistema electoral que ya resulta completamente obsoleto. La sociedad española ha madurado y en estos últimos años demuestra cada día que está harta de la clase política dominante. Como ejemplo, las manifestaciones por la sanidad y la educación a las que acuden personas de todas las ideologías.
Sabemos que hay políticos honrados en todos los bandos, pero también somos conscientes de que la caspa dominante en los grandes partidos no les dejará asomar la cabeza. Dinosaurios poderosos que no se mueven de sus sillas ni siquiera cuando son sorprendidos robando, mintiendo o insultando al ciudadano. Total, como dijo Andrea Fabra, "que se jodan".
Podemos pensar diferente, pero al menos estamos de acuerdo en que nos están tomando el pelo.
